Eladio Fernández, my master

Eladio ha llevado la fotografía de la naturaleza al siguiente nivel...otra vez. Pareciera que nada es imposible para este tipo que se empeña en documentar la mayor parte de la naturaleza del Caribe y muy especialmente de la Isla Hispaniola. Recuerdo que cuando lo conocí en el año 1999 pensé...¨Uh oh, the eagle has landed!¨, y es que Eladio representa todo lo que yo quise ser desde que conocí el trabajo de Felix Rodríguez de la Fuente y de la propia Annabelle Dod. No tengo ningún reparo en admitir que cuando sea grande quiero ser como él.

Ambos comenzamos con un Club de Observadores de Aves y cuando decidimos hacer algo más que ser observadores entonces constituímos la Sociedad Ornitológica de la Hispaniola. Hoy en día me enorgullece ser parte del grupo que mejor documentada tiene la biota de la Hispaniola, con Eladio Fernández a la cabeza, claro está. Hace un par de años me hizo el honor de pedirme que fuera yo quien escribiera sobre su exposición ¨Naturalithus¨. Pronto va a salir publicado un libro suyo sobre la naturaleza de nuestra isla y estoy seguro que será referencia obligada para naturalistas, biólogos y fotógrafos.

Tia Lilian II

Ahí donde estás
es donde un ángel respira
dulces piezas de lechoza en almíbar
calmados suspiros de azahar

Ahí o donde quiera que colocas tu mano
gruesos tallos de girasoles
forman arcos
reverenciando tu luz

Y un collar de turquesa
en el jardín de tus ojos
Y chorritos de hierbas
en lirios silvestres
Y en medio una fuente de inagotable tú

Van las carrozas de hortensias
anunciando tu nombre
Lilian, como brizna de azafrán
Lilian, en los arbustos de mantequillas
en los coralillos, en las orquídeas,
en el cuenco del coco,
en la memoria de Los Charamicos.
Lilian, dice el viento del Este
y el borde de la carretera
se llena de auyamas solamente para ti.

Tia Lilian, tan dulce y valiente
que cabalgas abrazando la vida
hoy te has sentado a bordar perlitas en mi mantilla
más excelsa e infinita que en abril.

Tia Lilian, ya eres anatomía de la isla…
Debajo de este aguacero
que deshace en mi alma el cielo
palpita tu sonrisa
erigida piedrita a piedrita
¡volviéndote imperio y catedral!