La Web
“Yo preveo un Sistema de Información Universal (SIU), el cual dará acceso a cada persona, en cualquier momento, a los contenidos de cualquier libro que se haya publicado, o de cualquier revista o dato. El SIU tendrá mini-terminales computarizadas individuales, puntos de control central para el flujo de informaciones, y canales de comunicación que incorporan miles de comunicaciones artificiales desde satélites, cables y líneas láser. Aún la implementación parcial del SIU afectará profundamente a cada persona, sus actividades recreativas, y sus desarrollos intelectual y artístico. …Pero el verdadero rol histórico del SIU será romper las barreras para el intercambio de informaciones entre naciones y pueblos.” (Saturday Review/World, 24 de Agosto de 1974, citado en The human rights movement, 1969-1979, traducción de YEL)
"I foresee a universal information system (UIS), which will give everyone access at any given moment to the contents of any book that has ever been published or any magazine or any fact. The UIS will have individual miniature-computer terminals, central control points for the flood of information, and communication channels incorporating thousands of artificial communications from satellites, cables, and laser lines. Even the partial realization of the UIS will profoundly affect every person, his leisure activities, and his intellectual and artistic development. …But the true historic role of the UIS will be to break down the barriers to the exchange of information among countries and people." (Saturday Review/World, August 24 1974, cited in The human rights movement, 1969-1979)
Andrei Sakharov, eminente físico nuclear soviético, Premio Nobel de la Paz 1975
Lúcidas palabras proféticas concebidas en la mente privilegiada de un hombre sabio.
Todavía no hemos llegado allí, pero estamos en buen camino, a pasos firmes y seguros…
Con la locura de las celebraciones de la llegada del tercer milenio de la era cristiana, que de forma desafiante a toda corrección aritmética fue celebrada con el arribo del 2000, diversas listas de hechos y personajes significativos del pasado milenio fueron compiladas y publicadas. En una de ellas, seleccionada por el canal de televisión por cables A&E, el alemán Johannes Gutenberg encabezó la lista de las personas más influyentes del segundo milenio por su invención de la imprenta, herramienta que revolucionó y multiplicó la difusión de los conocimientos, ideas y registros humanos. El calibre de las otras luminarias en la lista hace parecer inicialmente sorpresiva la selección, pero en una segunda reflexión la decisión toma bastante sentido: Varios eventos capitales ulteriores de la historia recibieron impulsos decisivos del invento de Gutenberg: el Renacimiento, la Reforma Protestante, y la posterior Revolución Científica.
Nosotros, los humanos del final del siglo XX y del siglo XXI, somos extremadamente afortunados por vivir en una era revolucionaria de similar relevancia. La World Wide Web (WWW) o simplemente la Web, disponible al público partir de 1993, ha revolucionado otra vez totalmente el almacenamiento, difusión y acceso de la información y el conocimiento. El hombre responsable de su concepción inicial, el humilde y modesto británico Tim Berners-Lee, merece ir a la historia como lo hizo Gutenberg. Que no vaya a pasar olvidado como el incógnito inventor de la rueda.
Los jóvenes que nunca conocieron el mundo sin la Web quizás no logren captar la magnitud de dicho invento en su auténtica dimensión. Solo pocos años antes de que fuera disponible la Web, cuando preparaba un proyecto para mi tesis de grado universitario, para acceder a un viejo y oscuro artículo que salió publicado en Commnications of the ACM en 1966, no tuve más remedio que llamar por teléfono a un amigo en Nueva York para que lo buscara en la biblioteca pública de esa ciudad, lo fotocopiara y me lo remitiera a Santo Domingo por el correo aéreo (el “low-tech mail” que usábamos antes y hoy está moribundo, aunque todavía vigente). Tiempo total: unas dos o tres semanas, por los retrasos del correo. Con un servicio postal óptimo: cinco o seis días. Hoy día con unos simples pulsazos de teclas y ratón (mouse), sentado frente a una pantalla de computadora, puedo tranquilamente acceder a ese artículo y no me tomaría más que 5-10 minutos encontrarlo. Ni hablar de que google, wikipedia y todos sus parientes eran todavía solo sueños remotos de algunos.
Desde hace varios años, cuando navego por la Web me maravillo de todos los conocimientos que se puede adquirir allí, de google, de Wikipedia, de los grandes libros de la humanidad disponibles gratuitamente (La Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, Great Books Index - hay muchos otros portales). Me entero y me sorprendo de lo que está sucediendo con la tecnología y las ciencias. La neurociencia, la biogenética, la psicología evolucionista, la sociobiología, etc., etc. Nada de que sea un experto en ellas, solo un simple curioso que desea conocer y aprender un poco. O repaso y aprendo más sobre la historia. Trato de entender la filosofía. Y la economía…
Recientemente he caído víctima de una adicción: Youtube. Allí he descubierto una masa de joyas de videos de legendarios intérpretes de música clásica de décadas pasadas (Arrau, Rubinstein, Richter, Horowitz, Heifetz, Menuhin, Furtwangler, Karayan,…), o de mi cantante preferida Nana Mouskouri, o de Ennio Morricone, o Aznavour. Nunca me imaginé que iba a poder tener disponible instantáneamente tantas joyas para mi deleite (entiendo el terreno gris que pueda existir allí con respecto al derecho del autor. Es un tema que con seguridad eventualmente va a ser solucionado para el beneficio de todas las partes).
Seis años atrás, el 23 de Julio del 2001, escribí y envié un mensaje electrónico a mis amigos que contenía el siguiente párrafo:
“Con la llegada del Internet y la WWW realmente se ha dado inicio a la verdadera democratización de los conocimientos y la cultura. Toda esa masa de informaciones, la mayoría gratuita, está allí, lista para el consumo de los que tengan acceso al Internet. Solo falta que se difunda, abarate y popularice dicho acceso. Cuando eso ocurra, la ventaja ya no será de quienes tengan mayores recursos económicos para comprar los libros, videos, discos, enciclopedias, etc., etc., sino de quienes sean más curiosos y tengan mayores habilidades para buscar y asimilar las informaciones.”
Depende de todos nosotros, de cada uno de ustedes amigos lectores. Pueden decidir pasarlo por alto, no aprovecharlo y quizás nada suceda. Pero también tienen la posibilidad de abrir sus apetitos y ayudar a sus hijos (si tienen), y a otros, a hacer lo mismo para que devoren, absorban y experimenten con sus mentes y sentidos toda esa masa disponible de conocimientos y cultura, legados maravillosos de nuestra humanidad.
Abrazos.
P.D.: Listo abajo dos interesantes artículos sobre la utilización de la Web:
Del blog my 2-k cents: Las 5 herramientas básicas para un profesional en la era 2.0
Del blog mi.cro.bio: Ciencia en la era 2.0
Gráfica: Map or Globe World Wide Web
Fuente: © John Vernon Dreamstime.com
"I foresee a universal information system (UIS), which will give everyone access at any given moment to the contents of any book that has ever been published or any magazine or any fact. The UIS will have individual miniature-computer terminals, central control points for the flood of information, and communication channels incorporating thousands of artificial communications from satellites, cables, and laser lines. Even the partial realization of the UIS will profoundly affect every person, his leisure activities, and his intellectual and artistic development. …But the true historic role of the UIS will be to break down the barriers to the exchange of information among countries and people." (Saturday Review/World, August 24 1974, cited in The human rights movement, 1969-1979)
Andrei Sakharov, eminente físico nuclear soviético, Premio Nobel de la Paz 1975
Lúcidas palabras proféticas concebidas en la mente privilegiada de un hombre sabio.
Todavía no hemos llegado allí, pero estamos en buen camino, a pasos firmes y seguros…
Con la locura de las celebraciones de la llegada del tercer milenio de la era cristiana, que de forma desafiante a toda corrección aritmética fue celebrada con el arribo del 2000, diversas listas de hechos y personajes significativos del pasado milenio fueron compiladas y publicadas. En una de ellas, seleccionada por el canal de televisión por cables A&E, el alemán Johannes Gutenberg encabezó la lista de las personas más influyentes del segundo milenio por su invención de la imprenta, herramienta que revolucionó y multiplicó la difusión de los conocimientos, ideas y registros humanos. El calibre de las otras luminarias en la lista hace parecer inicialmente sorpresiva la selección, pero en una segunda reflexión la decisión toma bastante sentido: Varios eventos capitales ulteriores de la historia recibieron impulsos decisivos del invento de Gutenberg: el Renacimiento, la Reforma Protestante, y la posterior Revolución Científica.
Nosotros, los humanos del final del siglo XX y del siglo XXI, somos extremadamente afortunados por vivir en una era revolucionaria de similar relevancia. La World Wide Web (WWW) o simplemente la Web, disponible al público partir de 1993, ha revolucionado otra vez totalmente el almacenamiento, difusión y acceso de la información y el conocimiento. El hombre responsable de su concepción inicial, el humilde y modesto británico Tim Berners-Lee, merece ir a la historia como lo hizo Gutenberg. Que no vaya a pasar olvidado como el incógnito inventor de la rueda.
Los jóvenes que nunca conocieron el mundo sin la Web quizás no logren captar la magnitud de dicho invento en su auténtica dimensión. Solo pocos años antes de que fuera disponible la Web, cuando preparaba un proyecto para mi tesis de grado universitario, para acceder a un viejo y oscuro artículo que salió publicado en Commnications of the ACM en 1966, no tuve más remedio que llamar por teléfono a un amigo en Nueva York para que lo buscara en la biblioteca pública de esa ciudad, lo fotocopiara y me lo remitiera a Santo Domingo por el correo aéreo (el “low-tech mail” que usábamos antes y hoy está moribundo, aunque todavía vigente). Tiempo total: unas dos o tres semanas, por los retrasos del correo. Con un servicio postal óptimo: cinco o seis días. Hoy día con unos simples pulsazos de teclas y ratón (mouse), sentado frente a una pantalla de computadora, puedo tranquilamente acceder a ese artículo y no me tomaría más que 5-10 minutos encontrarlo. Ni hablar de que google, wikipedia y todos sus parientes eran todavía solo sueños remotos de algunos.
Desde hace varios años, cuando navego por la Web me maravillo de todos los conocimientos que se puede adquirir allí, de google, de Wikipedia, de los grandes libros de la humanidad disponibles gratuitamente (La Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, Great Books Index - hay muchos otros portales). Me entero y me sorprendo de lo que está sucediendo con la tecnología y las ciencias. La neurociencia, la biogenética, la psicología evolucionista, la sociobiología, etc., etc. Nada de que sea un experto en ellas, solo un simple curioso que desea conocer y aprender un poco. O repaso y aprendo más sobre la historia. Trato de entender la filosofía. Y la economía…
Recientemente he caído víctima de una adicción: Youtube. Allí he descubierto una masa de joyas de videos de legendarios intérpretes de música clásica de décadas pasadas (Arrau, Rubinstein, Richter, Horowitz, Heifetz, Menuhin, Furtwangler, Karayan,…), o de mi cantante preferida Nana Mouskouri, o de Ennio Morricone, o Aznavour. Nunca me imaginé que iba a poder tener disponible instantáneamente tantas joyas para mi deleite (entiendo el terreno gris que pueda existir allí con respecto al derecho del autor. Es un tema que con seguridad eventualmente va a ser solucionado para el beneficio de todas las partes).
Seis años atrás, el 23 de Julio del 2001, escribí y envié un mensaje electrónico a mis amigos que contenía el siguiente párrafo:
“Con la llegada del Internet y la WWW realmente se ha dado inicio a la verdadera democratización de los conocimientos y la cultura. Toda esa masa de informaciones, la mayoría gratuita, está allí, lista para el consumo de los que tengan acceso al Internet. Solo falta que se difunda, abarate y popularice dicho acceso. Cuando eso ocurra, la ventaja ya no será de quienes tengan mayores recursos económicos para comprar los libros, videos, discos, enciclopedias, etc., etc., sino de quienes sean más curiosos y tengan mayores habilidades para buscar y asimilar las informaciones.”
Depende de todos nosotros, de cada uno de ustedes amigos lectores. Pueden decidir pasarlo por alto, no aprovecharlo y quizás nada suceda. Pero también tienen la posibilidad de abrir sus apetitos y ayudar a sus hijos (si tienen), y a otros, a hacer lo mismo para que devoren, absorban y experimenten con sus mentes y sentidos toda esa masa disponible de conocimientos y cultura, legados maravillosos de nuestra humanidad.
Abrazos.
P.D.: Listo abajo dos interesantes artículos sobre la utilización de la Web:
Del blog my 2-k cents: Las 5 herramientas básicas para un profesional en la era 2.0
Del blog mi.cro.bio: Ciencia en la era 2.0
Gráfica: Map or Globe World Wide Web
Fuente: © John Vernon Dreamstime.com
Etiquetas: La Web, Reflexiones
2 Comments:
Excelente articulo! La realidad actual nos parece tan "real" que a veces olvidamos que en si misma va evolucionando... Es increible ver la carita de un niño cuando le explicamos que la televisión era a blanco y negro o con botones!...
De lo único que estamos seguro es que la única constante es el cambio, y como bien plasmaste en su momento, el futuro no es de los que más recursos tienen, sino de aquellos que logren aprender y reaprender... una y otra vez.
PD: Gracias por la mención!
Hola Claudia,
Gracias por tu visita y comentarios. En esta era de la globarización, del mundo que se aplana, de las tecnologías que evolucionan constantemente, es más cierto que nunca lo que mencionas de la necesidad de aprender y reaprender en forma constante.
Siempre me agrada leer tu blog (my 2-k cents) y lo hago con regularidad, aunque no siempre dejo comentarios en cada visita.
Abrazos.
Yuan
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